Los asentamientos humanos en la patagonia datan de más de 10.000, como parecen afirmarlo muchos de los yacimientos arqueológicos hallados. Se estima que los primeros hombres que poblaron américa eran cazadores nómades que ingresaron por el noroeste asiático a través del Estrecho de Behring en el hemisferio norte y de allí comenzaron a trasladarse hacia el sur. En efecto, hace aproximadamente unos 20.000 años, la glaciación estaba llegando a su pico máximo y el nivel de los mares era 100 m inferior al actual, lo que permitió que animales y hombres se trasladaran a través de lugares que hoy están cubiertos por agua.
Hace unos 18.000 años los glaciares comenzaron a retirarse, dejando el paso libre hacia el sur a los humanos que 8 milenios más tarde, habían alcanzado el extremo sur del continente.
Pero también se cree posible que hubieran llegado otros grupos humanos a través del océano Pacífico. Aunque ésto no está completamente demostrado existirían algunos indicios de colonización polinésica. Por ejemplo, en el museo Dr. Gregorio Alvarez de la provincia de Neuquén se exhiben tres toquis (hachas ceremoniales) estrechamente relacionadas con leyendas polinésicas. Estas herramientas tienen forma de pájaro o quizá de felino y miden aproximadamente unos 20 cm de alto. Como estas hachas son entre los mapuches símbolos de la autoridad, el vocablo “toqui” significa también en lengua aborigen, “el que manda”. Pero se especula que el término “toqui”, podría derivar de una raiz polinésica “toke”. Otra observación en la misma línea es que la forma de ésta herramienta parece inspirarse en los picos de aves dentadas, inexistentes en la fauna patagónica autóctona.
La presencia mapuche en el sus chileno, data del siglo XI siendo la cordillera de los Andes, con sus numerosos pasos, un corredor a través del cual fluyeron los grupos humanos y el intercambio económico. Entre los siglos XX y XIX, presionados por la conquista comenzaron a desplazarse hacia el actual territorio argentino.