Los primeros blancos en la patagonia

En 1550 ingresan los primeros andinos blancos (huincas) desde Chile. ¿Qué tipo de motivaciones inspiraban las expediciones? Sin duda, el sueño de grandes riquezas era sino la principal, una de las más importantes.

La ciudad de los Césares

Según una hipótesis sostenida por Enrique de Gandía, el mito de la ciudad Encantada de los Césares probablemente se construyó a partir de los relatos provenientes de una expedición dirigida por Francisco César en 1529, desde el fuerte Sancti Spritus (actual provincia argentina de Santa Fe) hasta Córdoba o San Luis, zonas en las cuales tuvo noticias respecto a las enormes riquezas de los pueblos Incas.

Un documento de 1601,citado por el mismo historiador, afirmaba que los Césares, habitantes de una ciudad encantada, habitaban casas de piedra y se servían en vasijas de plata y oro. La búsqueda de esta ciudad legendaria de infinitas riquezas animó a más de un aventurero.

La fantasía, desde ya, se justificaba en los tesoros incalculables hallados en manos de las civilizaciones Aztecas e incaicas. ¿Por que no habría de haber otros iguales en manos de alguna civilización patagónica oculta entre lagos y montañas australes? La Ciudad de los Césares debía existir sin duda en algún lugar del inexplorado territorio patagónico.

La particularidad de esta mítica ciudad, era que estaba poblada por blancos que habían escapado de la masacre de Almagro al imperio Inca. Que la habrían abandonado primero pero repoblada más tarde por españoles procedentes de diferentes latitudes. Se calculaba que podrían contarse entre estas gentes a los desertores del adelantado Simón de Alcacaba y los sobre vivientes del famoso naufragio de la expedición encomendada por el obispo de Plasencia.

Progresivamente, la ciudad encantada de los Césares, poblada míticamente por hipotéticos sobrevivientes de naufragios y batallas perdidas, atraía a todos los españoles venidos a menos e inspiró muchas expediciones. Con este objetivo en mente, Juan Fernandez, en 1621 dio con el Nahuel Huapi. De hecho, sabemos que no encontró la mítica ciudad encantada, pero afortunadamente, su exploración no fue en vano, dio con uno de los más encantadores lagos patagónicos

Los misioneros instalados en Chiloé también usarán como excusa la ciudad de los Césares para financiar sus expediciones: los animaba el cristiano deseo de volver a la verdad de los evangelios a los perdidos habitantes de la ciudad encantada.