El caballo criollo es un auténtico vehículo apto para todo terreno en parajes patagónicos. Puede que no sea tan elegante como los ejemplares de la pampa húmeda, pero su adaptación al terreno y su carácter lo hacen una herramienta imprescindible para el peón de campo.
Actualmente, lo camiones han hecho desaparecer los grandes arreos que se realizaban en el pasado, pero el caballo sigue siendo esencial para el trabajo en la estancia.
Cada estancia tiene su tropilla. El ganado pasta en libertad sin alejarse mucho del mismo lugar (la querencia). Justo a las casas, solo se guarda uno (el corralero) que se ensilla cuando se necesita buscar al resto.
